Desde la tarde del sábado partieron distintos grupos de jóvenes para participar de la festividad del Día de la Cruz, que se celebra en la cumbre del cerro San Isidro, donde está ubicada una cruz de unos 15 metros de altura que fuera construida en el año 1965.
En Cafayate alrededor de 200 personas participaron de la ascensión al Cerro de la Cruz.
Esta festividad se celebra en Colombia, Perú, Paraguay, México, Chile, El Salvador, Guatemala, Ecuador y España. Religiosamente, parece tener su origen en el hallazgo por parte de Santa Elena de la cruz donde murió Cristo, pero lo cierto es que el arraigo popular de la fiesta proviene de ciertas celebraciones de los romanos.
En Cafayate alrededor de 200 personas participaron de esta festividad.
Actualmente, la liturgia cristiana ha eliminado esta fiesta de su calendario, quedando unificada con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada el 14 de septiembre, fiesta de origen similar.
En el catolicismo exaltar es equivalente a subir al cielo o paraíso. La causa de tal acción no se atribuye a la capacidad de hacerlo por sí mismo de quien sube, sino a Dios, que es quien los exalta, a diferencia del caso del propio Cristo, para quien no se utiliza esa expresión sino la de ascensión al cielo. En el caso de la Virgen María, se habla de asunción. En el caso de los santos la exaltación puede referirse tanto a su entrada en el paraíso como al hecho de ser exaltado a los altares, es decir, a su ceremonia de canonización.
¿Cuál es el origen del Día de la Cruz? Los libros litúrgicos contienen dos fiestas dedicadas al culto de la Cruz: La Invención de la Santa Cruz, el 3 de mayo, y la Exaltación, el 14 de septiembre. La Exaltación, que conmemora la dedicación de las basílicas de Jerusalén, es de origen oriental y no pasó a occidente hasta fines del siglo VII, a través del rito romano.
La Invención de la Santa Cruz, en cambio, es conmemorada desde antiguo. En España aparece en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, poniéndola en relación con el relato del hallazgo por Santa Elena de la auténtica Cruz de Cristo. Este relato figura en los pasionarios del siglo X y puede resumirse así: En el sexto año de su reinado, el emperador Constantino se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio. Se considera imposible la victoria a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión: en el cielo se apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, In hoc signo vincis («Con esta señal vencerás»). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias. Enseguida envió a su madre, santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Una vez en la ciudad sagrada, Elena mandó llamar a los más sabios sacerdotes y con torturas consiguió la confesión del lugar donde se encontraba la Cruz a Judas (luego San Judas, obispo de Jerusalén). En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontraron tres cruces ocultas. Para descubrir cuál de ellas era la verdadera las colocaron una a una sobre un joven muerto, el cual resucitó al serle impuesta la tercera, la de Cristo. Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz, el tres de mayo. Toda esta historia tiene, sin duda, mucho de leyenda.