La familia Saldaño, oriunda de Cafayate que caminaba por la zona de El Divisadero, encontró un ejemplar de cóndor juvenil y dio parte inmediato a la policía ambiental y al guardaparque provincial de la zona de la Quebrada de las Conchas, Gonzalo Cristófani.
A partir de allí se le brindó las primeras atenciones y se contuvo al animal que, si bien no presentaba lesiones superficiales, se encontraba en un estado profundo de estrés.
“Estoy muy agradecido y sorprendido por la reacción de toda la comunidad que evidencia un importante sentido de responsabilidad ante esta situación. En todo momento recibimos llamados y mensajes de la comunidad que deseaba colaborar para que este ejemplar se recupere”; afirmó Cristófani.
A partir del convenio preexistente con la Fundación Bioandina, Ambiente decidió trasladarlo de inmediato a Buenos Aires para su recuperación. Luego, se evaluará con los profesionales especializados en esta especie, la posibilidad de liberarlo en la zona donde fue encontrado. La Fundación Bioandina trabaja desde hace años con el compromiso de proteger al Cóndor, ave emblemática, especie clave en el equilibrio del ecosistema andino y eslabón simbólico con nuestro pasado cultural Sudamericano.
El Cóndor, en algunas culturas, representa algo sagrado. Para los incas el cóndor o Apu Kuntur era un «Mensajero de los dioses», habita en las más altas montañas andinas y puede volar a más de 7.000 metros de altura y planear durante horas sin mover las alas. Vive fácilmente hasta los 85 años, es el ave más grande y de mayor envergadura del mundo, la que vuela a mayor altura y por más tiempo, ya que aprovecha las corrientes térmicas de aire cálido. La imagen del cóndor también aparece asociada a las culturas que habitaron los Valles Calchaquíes desde La Rioja a Jujuy, Catamarca y noroeste argentino, especialmente Salta.
Sexualmente maduros a partir del octavo año de edad, los cóndores tienen uno de los índices de reproducción más bajos entre las aves, solo ponen un huevo cada dos años, el cual es incubado de manera compartida por los padres durante 56 días. El periodo de crianza y aprendizaje del polluelo dura aproximadamente 18 meses. A pesar de que puede volar a partir de los siete meses de edad, su independencia total la alcanzará una vez que aprenda técnicas, rutas de vuelo y búsqueda de alimento.