El fervor inicial que desató su elección como jefe de la Iglesia Católica parecía insuperable. Pero no fue así: a un año de su llegada al Vaticano, Francisco logró elevar su aceptación en el país a niveles pocas veces vistos para un líder.
Según una encuesta de Poliarquía Consultores, realizada para el diario LA NACION, el Papa cosecha una imagen positiva del 93% entre los argentinos, mientras que su imagen negativa prácticamente desapareció: no supera el 1%.
Ese dato, a todas luces novedoso para un dirigente, sea religioso, social o político, llega de la mano de otras tres constataciones clave: el 69% de los encuestados afirmó que Francisco está provocando grandes cambios, el 76% cree que los generará en el futuro y, por último, el 56% sostuvo que, a partir de la elección de Jorge Bergoglio, hoy confía más en la Iglesia.
«Lo interesante no sólo es la imagen tremendamente positiva del Papa, que sostiene el 93% de los encuestados, sino que, dentro de ese grupo, el 80% tiene una imagen «muy buena» de Francisco. Esto representa una suba de 12 puntos respecto de la medición del año pasado», sostuvo Alejandro Catterberg, director de Poliarquía Consultores.
En marzo de 2013, luego de ser elegido por sus pares, Jorge Bergoglio registraba una imagen positiva del 87% entre los argentinos, compuesta por un 68% de imagen «muy buena» y 19% de imagen «buena» . El 7% tenía una consideración «regular» del nuevo papa, mientras que un 3% tenía una impresión «mala o muy mala» de su persona.
Este mes, la imagen muy buena creció al 80%, y se redujeron las percepciones buena (13%), regular (3%) y mala (1%). En estos dos últimos casos, los indicadores son cercanos al margen de error estadístico de la encuesta.
En cuanto a las consecuencias de las acciones del Papa al frente de la Iglesia, el 69% cree que Francisco está generando grandes cambios, el 23% percibió cambios moderados y un 6% apreció pocas reformas.
En este punto, también resulta interesante distinguir que el 73% de los católicos dice ver «grandes cambios» en la Iglesia tras la elección de Francisco, pero también un porcentaje considerable de no católicos (54%) considera lo mismo.
Hacia el futuro, la expectativa es aún mayor: 76% de los argentinos estima que el Pontífice provocará «grandes cambios» en la Iglesia, 17% espera «cambios moderados» y sólo 5% vislumbra «pocos cambios». Hace un año, apenas la mitad de los argentinos esperaba grandes reformas.
«El accionar de Francisco cayó tan bien en la población que generó niveles de simpatía increíbles. Se trate de católicos o no católicos, el consenso es prácticamente absoluto entre los argentinos», agregó Catterberg, al interpretar los resultados de la consulta.
En ese sentido, el encuestador resaltó otra conclusión: no sólo que el 56% de la sociedad en general confía más en la Iglesia Católica desde la elección de Bergoglio como papa, sino que es altamente significativa la confianza que desencadenó su elección entre quienes no profesan la religión.
El 42% de los encuestados que reconocieron no ser católicos indicaron que confían más en la Iglesia «ahora que Francisco es papa», mientras que el 36% dijo confiar «igual» en la institución. El 16%, en cambio, sostuvo que confía «menos» que hace un año.
Entre los católicos, el 60% dijo que hoy confía más en la Iglesia, el 37% señaló que confía «igual» y sólo el 2% indicó que confía menos.
No se trata de un fenómeno aislado. Como apuntó Catterberg, un estudio reciente del Centro de Investigación Pew, con sede en Washington, señaló que 85% de los católicos en Estados Unidos tiene una opinión favorable del Pontífice, mientras que apenas el 4% expresó un sentimiento negativo. A lo largo del último año, Jorge Bergoglio registró índices similares y superiores en Italia, España y Francia, entre otras mediciones.
«Obviamente se transformó en una figura global, que impactó en todo el mundo por su carisma y sus actos», interpretó Catterberg. Y destacó: «Sin embargo, en la Argentina el impacto de su figura excedió lo meramente espiritual, religioso o simbólico, para desarrollar una enorme implicancia en el plano político. Un efecto que, voluntaria o involuntariamente, se extenderá en el futuro».
Una derivación que la comunidad política no tardó en apreciar y que se volvió más evidente en el caso de la Presidenta y el núcleo duro del kirchnerismo, que pasó de mantener una tensa relación con el ex cardenal porteño a una íntima cercanía con el primer pontífice argentino y latinoamericano.
Con niveles tan elevados y generalizados de aceptación, las diferenciación por género, edad o zona de radicación de los encuestados se vuelve significativa apenas en el microscopio. La imagen «muy buena» del Papa resultó ser ligeramente superior entre las mujeres (83%) que entre los varones (78%) y en la ciudad de Buenos Aires (86%) que en el interior (81%) y el Gran Buenos Aires (79%).
Entre los mayores de 50 años, esa apreciación «muy buena» alcanzó al 87% de las respuestas, por encima del 85% registrado entre los encuestados de 30 a 49 años y superior al 67% de respuestas «muy buenas» de los jóvenes de entre 18 y 29 años.
De todos modos, más allá del género, la edad o el lugar de radicación de los encuestados, cuando se suman las opiniones «muy buenas» y «buenas», en todos los casos la imagen positiva del papa Francisco entre los argentinos alcanzó y superó el 90% de las respuestas.
El estudio de Poliarquía se elaboró sobre una muestra de 1584 casos, encuestados telefónicamente y pertenecientes a personas mayores de 18 años radicadas en 40 localidades del país. Tiene un error estadístico de +/-2,5% para un nivel de confianza de 95 por ciento.