En Animaná desde hace tiempo se considera la posibilidad de contar con una buena campana en la Capilla Nuestra Señora de la Merced.
Hace unos años se compró una usada pero ésta no dejó conforme a los feligreses, por eso algunos vecinos comprometidos con la capilla y su comunidad, tomaron la decisión de trabajar «ad honorem» para lograr una nueva campana de excelente calidad.
Para ello el 19 de junio pasado, ante la presencia del Cura Párroco Pbro. José Casimiro, se constituyó la Comisión de la Campaña de la nueva campana en Animaná, la que quedó constituida con las siguientes personas: Presidente: Sra. Mariana Vargas; Secretaria: Srta. Eleonora Rodríguez; Tesorera: Sra. Ofelia Guaymás y como Vocales Liliana Laxi; Alicia Cardozo; Alejandra Taritolay; Nicasia Espinoza; Sofía Rodríguez y Álvaro López.
De acuerdo a lo informado por la comisión, la nueva campana sería adquirida a la empresa fabricante de nombre Luis Bellini y cia ubicada en la ciudad de San Carlos de la provincia de Santa Fe y tendría 427mm de diámetro con un peso de 47 kilos y templada en el tono LA.
Como parte de las acciones de la comisión, se creó la cuenta de Facebook Campaña de la nueva Campana en Animaná a través de la cual se podrá ofrecer colaboración e incluso realizar donaciones.
Breve historia de la campanas
El uso de estas para anunciar cualquier acontecimiento más o menos notable es muy antiguo, pero en la Iglesia comenzaron a usarse en un tiempo relativamente tardío. El aviso para los Oficios Divinos, en los primeros siglos, se hacía de viva voz; parece que existieron unos diáconos, cuyo nombre era «cursores», que avisaban de casa en casa.
El uso de las campanas aparece en la Iglesia Occidental, en el siglo VII y en la Oriental, parece que no se usaron antes del siglo IX, apareciendo las primeras campanas en Santa Sofía de Constantinopla. Antes del uso de las campanas, aparecen otros instrumentos de convocatoria, como son: Tabletas o láminas de madera, golpeándolas unas contra otras; una barra de metal, bocinas o trompetas (prescritas por la Regla de San Pacomio para congregar a los monjes).
Cuando se pusieron en uso las campanas, en un principio, no había más que una en cada iglesia, multiplicándose posteriormente. Al crecer el número de campanas, como asimismo el volumen de las mismas, se vio la necesidad de construir torres para colocarlas debidamente y para que la sonoridad de las mismas pudiera esparcirse más.