En un resultado sorpresivo, el líder de Cambiemos fue superado por escasa diferencia por Scioli; la segunda vuelta se realizará el 22 de noviembre; Vidal le ganó la gobernación bonaerense a Aníbal Fernández; el kirchnerismo lograba retener Santa Cruz.
Por primera vez en la historia, el país elegirá al próximo presidente en un ballottage. Daniel Scioli, que ayer se impuso por una diferencia mucho menor que la esperada, y Mauricio Macri volverán a enfrentarse en la disputa definitiva el próximo 22 de noviembre.
Al cierre de esta edición, después de una demora inédita en la difusión de datos oficiales, con el 83 por ciento de las mesas escrutadas, Scioli conseguía el 35,7% de los votos y Macri, el 35,3%.
El mayor golpe para el kirchnerismo, y para Cristina Kirchner, ocurría en la provincia de Buenos Aires, donde Aníbal Fernández perdía la gobernación a manos de María Eugenia Vidal. Con el 93% de las mesas escrutadas, la candidata macrista obtenía 39,62 puntos y el jefe de Gabinete, 35,04. Tercero quedaba Felipe Solá (UNA), con 19,21%.
Que la elección no se haya resuelto en primera vuelta, que Scioli haya perdido tres puntos entre las PASO y ayer (en agosto había sacado 38,6) y que la diferencia con Macri haya sido tan estrecha configuran un escenario complejo para el oficialismo.
En principio, deja en evidencia la dificultad de Scioli no sólo para retener los votos de agosto, sino también conseguir los pocos que le habrían permitido superar los 40 puntos y ahorrarse el ballottage.
El magro resultado de ayer le augura días difíciles a Scioli. Quedará expuesto a los cuestionamientos del kirchnerismo por haber perdido votos y por su incapacidad para sumar apoyo por fuera del núcleo duro del oficialismo.
Tampoco a Macri lo esperan días fáciles. Deberá demostrar capacidad y cintura política para aglutinar el voto no kirchnerista. La tarea requiere, antes que nada, reconstruir el vínculo con Massa.
Consciente de que sus votos cotizarán alto, Massa, que sumaba 21,2 puntos (casi uno más que en las PASO), avisó que «en las próximas horas» definirá su postura ante el ballottage. «Vamos a juntarnos con nuestros intendentes y legisladores y armar un documento único», dijo. Las puertas de la negociación quedaron abiertas.
La pobre elección de Scioli y la debacle bonaerense delinean un panorama sombrío (además de inesperado) para Cristina Kirchner. La Presidenta eligió a Scioli como sucesor en contra de sus preferencias y obligada por los votos que el bonaerense supuestamente garantizaba por fuera del kirchnerismo duro. El resultado es una herida de muerte a ese cálculo y abre una incógnita sobre la actitud de Cristina Kirchner hacia Scioli a partir de hoy y hasta el ballottage.
La única buena noticia para la Presidenta llegó desde su lugar en el mundo, Santa Cruz. Al cierre de esta edición, con casi el 32 por ciento de las mesas escrutadas, Alicia Kirchner ganaba la gobernación y le sacaba 10 puntos de diferencia al radical Eduardo Costa.
Aunque lejos del podio, ayer festejó Nicolás del Caño (FIT), que con poco más de tres puntos quedaba cuarto y desplazaba a Margarita Stolbizer (Progresistas) al quinto lugar. Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) cerraba la tabla con 1,72%.
¿Cómo se explica el cambio en los resultados respecto de las primarias? Scioli perdió el primer puesto de las PASO en Mendoza y Santa Fe, donde ayer ganó Macri, y en Jujuy, donde se impuso Massa. No mejoró en Buenos Aires ni creció lo esperado en Córdoba.
Además de Mendoza y Santa Fe, Macri ganó en Córdoba, donde en agosto se había impuesto De la Sota, y creció en la ciudad de Buenos Aires, donde sumó 9 puntos.
El primero en cortar la larga espera de datos oficiales fue Scioli. Al filo de las 22 habló desde el Luna Park en evidente tono proselitista, como si la segunda vuelta fuera un hecho. «Quiero que nos sigan acompañando», pidió después de volver sobre la idea de «dos modelos» en juego y convocar a «los indecisos y los independientes» para el 22 de noviembre.
Poco después de las 23, un Macri exaltado como pocas veces pidió apoyo incluso a los que ayer lo votaron «sin estar convencidos». «Los invito a conquistar nuestro futuro. Me tengo mucha fe», bramó rodeado por la típica estética Pro.
Finalmente, y pese al temor que había instalado el antecedente de Tucumán, la jornada transcurrió sin mayores problemas. No hubo denuncias penales de fraude, aunque se registraron algunos incidentes menores.
La agrupación kirchnerista La Cámpora sufrió el golpe del FPV en Buenos Aires, aunque compensó con tres intendencias (ganó en Lanús, Mercedes y Moreno). Además, tendrá 24 diputados nacionales, cerca de un cuarto de la bancada del FPV. Su jefe, Máximo Kirchner será uno de ellos.
Tal como se esperaba, a partir del 10 de diciembre, la Cámara de Diputados será más fragmentada. Ningún bloque tendrá mayoría. El oficialismo, que puso en juego 87 bancas, será la primera minoría, con 116 bancas (contando aliados) Seguirá dependiendo de aliados circunstanciales para conseguir el quórum de 129.
La oposición retuvo más de lo esperado, 141 bancas, pero seguirá muy fragmentada.
En el Senado el oficialismo quedó reforzado. Puso en juego 9 bancas (6 propias y 3 de aliados) y renovó 11, todas de candidatos propios. La oposición, que arriesgó 15, se quedó con dos bancas menos.
En Jujuy, el radical Gerardo Morales derrotó al actual gobernador, el kirchnerista Eduardo Fellner. En Chubut, al cierre de esta edición, el PJ se imponía al kirchnerismo, aunque por estrecho margen.
Hubo triunfos de peronistas cercanos a la Casa Rosada en Entre Ríos, Catamarca, San Juan, Misiones y Formosa, mientras que el peronismo no kirchnerista se impuso en San Luis y La Pampa.