Con una tasación ridícula y vergonzosa, el Intendente sigue intentando desvalorizar las 32 hectáreas que pertenecen a la Municipalidad de Cafayate para entregárselas a la empresa usurpadora a cambio de otras en el Río Seco de infinito menor  valor.

Al primer intento Almeda lo hizo a través de dos informes que rozaron lo ridículo sobre factibilidad habitacional de las 32 hectáreas, que como era predecible dijeron que las posibilidades de construir en el lugar eran escasas. Ambos informes, encargados por el propio Almeda, uno a un grupo de profesionales que suelen trabajar en negocios inmobiliarios y otro a la sospechada área de Tierra y Hábitat del gobierno de la provincia, hicieron recomendaciones en contra de una posible urbanización en el lugar.

Los informes además de consignar serios errores e inexactitudes, “no contemplaron” la potencialidad de las tierras que además de estar prácticamente colindando con la urbanización más cotizada de Cafayate, están desmontadas, niveladas y tienes servicios de agua y luz ya que en el lugar existe un pozo de agua cuya bomba funciona con energía eléctrica que es utilizado para la explotación ilegal de viñedos por parte de la empresa usurpadora Pernod Ricard.

Un nuevo intento

En lo que comienza a tomar ribetes escandalosos de corrupción, ahora Almeda hizo un nuevo intento por desvalorizar las 32 hectáreas de la Municipalidad de Cafayate para poder concretar lo que cada vez asoma más como un oscuro negociado con la empresa usurpadora que pretende entregar la misma cantidad de tierras de infinito menor valor en el Río Seco.

Esta vez se valió del Colegio de Martilleros de Salta que en un ridículo y vergonzoso informe detallado en una hoja sin membrete y con una firma  sin sello, tazó el precio de la hectárea de la pista de aterrizaje en tan solo 7 mil dólares (105.000 pesos) y, como también era previsible, duplicó ese valor para la hectárea del Río Seco con argumentos que solo pueden ser creíbles por una persona que ni siquiera sepa dónde queda Cafayate, pues cualquier cafayateño conoce sobradamente la inutilidad de las tierras del Río Seco por ser potencial y peligrosamente inundables entre los males menores.

Ya la sola comparación es absurda, ya que quienes viven en Cafayate conocen y padecen el precio de la tierra. En estos momentos en cualquier zona en la que se sacan viñas para lotear el precio de metro cuadrado ronda entre los 700 y 1.000 pesos.

Pero más raro aún es que algunos concejales hayan tomado este informe como elemento de análisis para avanzar en lo que comienza a conocerse como la mayor estafa pública de la historia de Cafayate.

Si se compara con el emprendimiento “Pueblo Nuevo” en donde un terreno de 10×30 se vende entre los $80 mil y $100 mil, la hectárea pasaría a costar,  a ojo rápido, unos $4 millones, por lo que pretender hacer creer que una hectárea de la pista de aviación cuesta menos o lo mismo que un terreno de 10×30 es inadmisible y da lugar a sobradas sospechas de participación en el oscuro negociado de Ferrando Almeda con Pernod Ricard y una red de complicidad que comienza a extenderse.