Quinientos promesantes iniciaron la marcha después de participar de la Misa del Peregrino oficiada por el Padre Walter Gonza.
Con los ojos llenos de lágrimas, el corazón henchido de júbilo y el espíritu cargado de emociones, quinientos peregrinos de Cafayate, a quienes se sumaron los de Santa María (Catamarca), parieron en una marcha de fe y devoción.
La Catedral de Cafayate fue el epicentro de una marea humana de cristianos reunidos en un conmovedor acto de fe. Porque allí estuvieron no solo los promesantes sino quienes fueron a despedirlos.
La emoción llenaba el aire del lugar desde que comenzó la Misa del Peregrino con la que se bendice el camino de los devotos hacia el altar del Señor y la Virgen del Milagro.
Tras la ceremonia llegó el momento culmine para los espíritus cristianos reunidos en la comunión del sacrificio promesante. Cuando se dieron los primeros pasos explotaron las lágrimas en los ojos de quienes partían y de quienes los despedían.
La peregrinación salió por la calle Nuestra Señora del Rosario-Mitre y fueron flanqueados por una escolta blanca de alumnos de la Escuela Normal que llenaron las veredas para despedirlos con aplausos y lágrimas. Luego siguieron hasta la Costanera para tomar la Ruta 40 que los llevó hasta La Alameda y caminaron hasta el primer descanso previsto para las 17:30 en el El Mollar para merendar y reponer energías.
Desde allí siguieron para llegar hasta El Paso en las primeras horas de la noche. Allí los esperaba una cena, descanso y un rezo de la novena antes de partir hacía La Garganta del Diablo a donde llegaron a las seis de la mañana para desayunar y tras esa pausa emprender el camino hacía el Puente Morales a donde llegaran al mediodía para almorzar y descansar hasta la noche en que partirán nuevamente.