El debate sobre la seguridad del voto con métodos electrónicos continúa sin resolverse.
En noviembre de 2016 el proyecto para la reforma electoral se aprobó en la cámara de Diputados de la Nación. En el Senado, en cambio, tras el plenario realizado con especialistas del ámbito político, del derecho y de la informática, decidieron no dar su aprobación. Sin embargo, provincias como Corrientes, Chaco y Neuquén avanzan en la definición del sistema a nivel provincial para la emisión de votos en los próximos comicios.
El proyecto que fue presentado a nivel nacional posee varios aspectos a modificar para la mejora del sistema, entre ellos el escrutinio provisorio, el cual pasará a depender de la Cámara Nacional Electoral. Además, se crearía el Consejo de Seguimiento y se incorporaría la política de paridad de género. También se permitiría la realización de auditorías del sistema en tres etapas: nombramiento de fiscales informáticos, la creación de una Comisión Bicameral integrada por representantes legislativos para el control del sistema y la modificación de la boleta partidaria a boleta única electrónica, entre otros.
En el proceso de debate del que participaron especialistas, estos expusieron los distintos inconvenientes que podría llegar a generar la implementación de un sistema que actualmente se utiliza en países como Brasil, India, Venezuela y EEUU. En Irlanda, Noruega, Holanda y Alemania, se utilizó, pero sus autoridades decidieron volver a votar en papel.
Javier Smaldone es parte de una comunidad de activistas del software de Argentina y hace diez años que investiga y expone en distintos ámbitos en oposición a la boleta única electrónica. El activismo de un grupo de especialistas en el tema junto con el acompañamiento de la Fundación Vía Libre hoy se materializa en la publicación del libro Voto Electrónico: Una solución en busca de problemas.
“En líneas generales, y en esto coincidimos el grueso de los informáticos, usar la computadora para votar trae más problemas de los que soluciona“, afirmó Smaldone en diálogo con la revista Noticias, y agregó que “si la cuenta da negativo, no vale la pena ir a un sistema de votación electrónica del tipo que sea, o con el nombre que se le quiera poner y con mejoras cosméticas. No son valores fundamentales en la Constitución Nacional”.
Puntualmente, las fallas más comunes se relacionan con el recuento de votos y la falta de rigurosidad para mantener en secreto el sufragio. En este caso el hecho se vio comprobado tras una auditoría realizada en las elecciones presidenciales de 2015, en la cual, tras investigar y analizar una de las máquinas en las que se encontraron vulnerabilidades que fueron difundidas oficialmente tras las elecciones. “Publicamos, antes de la elección algo de lo que podría suceder sin decir el cómo, poniéndonos a predisposición de la Justicia Electoral. Y una vez, finalizada la elección publicamos el detalle técnico”, sostuvo Smaldone.
Exponiéndose a consecuencias legales y sin contar con los recursos necesarios para llevar a cabo el control ciudadano en la Ciudad de Buenos Aires, el equipo de informáticos encontró errores. Hallaron un sistema deficiente y vulnerable para el recuento de votos e inclusive se identificó un cable que salía de algunas máquinas con un conector extraño, recuerda el especialista. Elemento que en las máquinas auditadas no se encontraba.
“Basta un programador corrupto o un problema de seguridad que permite que alguien ingrese y modifique los resultados”, afirmó el informático consultado en referencia al sistema electrónico.
Incluso, académicos de las universidades de Buenos Aires, Córdoba, Comahue, Río Cuarto y algunos Institutos del CONICET se pronunciaron públicamente en contra al voto electrónico. La solicitada incluye el siguiente fragmento: “Cualquier máquina de votación, incluso una simple impresora, es un dispositivo programable que cuenta con memoria, lo que podría permitir múltiples mecanismos de identificación de votantes o adulteración de resultados, algo sobre lo que hay sobrada evidencia internacional”.
Existen especialistas, investigaciones y publicaciones que definen las fallas técnicas del sistema, sin embargo hoy en nuestro país las provincias debaten y algunas ya aprobaron la implementación de la Boleta Única Electrónica. Al momento el tratamiento a nivel nacional no tiene fecha fija.