Fue encontrado moribundo en la zona de El Divisadero en mayo pasado. Fue rehabilitado en Buenos Aires y retornará a su hábitat natural el 18 de agosto.
Lo bautizaron “Qhawaq”, nombre que en lengua indígena significa “el que todo lo ve”. Se trata de un ejemplar de cóndor andino que en mayo último fue hallado moribundo a la en la zona del Divisadero producto de una fuerte intoxicación.
En esa oportunidad, una familia que transitaba por el lugar dio el alerta a los guardaparques de la Quebrada de las Conchas, que inmediatamente pusieron en marcha un operativo para salvarlo. En primer lugar tomaron contacto con la Estación de Fauna de la Provincia, donde el ave recibió las primeras atenciones, y desde allí fue trasladada a la sede de la Fundación Bioandina, en Buenos Aires, para recibir tratamiento especializado y rehabilitación. Serán casi tres meses de intenso tratamiento los que permitirán que el próximo 18 de agosto, Qhawaq sea liberado desde la cima de una montaña cafayateña. Como ya se ha convertido en una tradición en Salta, el retorno a su hábitat natural será enmarcado por una ceremonia andina, caracterizada por rituales, ofrendas y agradecimientos a la Pachamama.
De la misma manera que sucedió en otras oportunidades, durante las semanas previas a la liberación, guardaparques y especialistas de Bioandina pondrán en marcha una campaña de concientización dirigida a los pobladores locales, alumnos de los establecimientos educativos de los Valles Calchaquíes y medios de prensa.
Envenenamiento
Qhawaq, cuando fue hallado se encontraba en delicado estado de salud, deshidratado y muy débil. El primer diagnóstico lo realizaron veterinarios de Cafayate y profesionales de la Estación de Fauna de la Provincia, quienes no detectaron golpes ni quebraduras, por lo que la hipótesis más firme y la que después se confirmó, fue la que daba cuenta de un envenenamiento.
El cóndor es una especie carroñera, es decir que se alimenta de animales muertos. Esta situación lo pone en riesgo constante de envenenamiento, a causa directa de los animales heridos por los cazadores furtivos que muchas veces mueren lejos del lugar de donde recibieron los disparos. Los cóndores, así, comen muchas veces las municiones de plomo que afectan su sistema digestivo y sangre. Si no son atendidos a tiempo, están destinados a perecer.
Otra de las situaciones a la que se ven expuestos los cóndores, son a los cebos con veneno arrojados por personas que, por ignorancia, buscan terminar con esta especie por considerarla una amenaza para el ganado menor. A ello se suman, los desechos tóxicos arrojados muchas veces, por empresas que contaminan el ambiente, según publicó El Tribuno.
La secretaria de Ambiente de la Provincia, Irene Soler, explicó que los especialistas de Buenos Aires informaron que el animal se recuperó favorablemente y en agostó estará en condiciones de retornar a su hábitat.
El caso Luracatao
En octubre del año pasado fue liberado, tras una larga rehabilitación, un cóndor que fue bautizado como Luracatao, por el lugar donde fue hallado. El ejemplar emprendió nuevamente vuelo en un lugar cercano al que, un año antes, había sido encontrado herido por arma de fuego y a punto de morir.
Dicha liberación tuvo repercusión nacional e internacional, y ayudó a generar conciencia sobre la necesidad de realizar acciones tendientes a proteger la especie.