El reconocido bodeguero y empresario cafayateño falleció este lunes. Tenía 78 años.

Arnaldo-Etchart

Con una extraordinaria trayectoria y un enorme reconocimiento en el mundo vitivinícola de Argentina y el mundo, Arnaldo Etchart murió este lunes a las 18:00 en la Finca Yacochuya.

El reconocido bodeguero y empresario cafayateño tenía 78 años y hubiera cumplido 79 en el próximo mes de septiembre.

Los restos del bodeguero y empresario serán velados en Finca Yacochuya y  sepultados en el mausoleo de la familia Etchart en el cementerio de Cafayate este martes a las 16:00, previa misa de cuerpo presente, en la Catedral de esa ciudad.

Arnaldo Etchart es uno de los máximos responsables de la expansión del nombre de Cafayate en el mundo vitivinicola y del prestigio de los vinos de la región.

Entro otros tantos méritos en su trayectoria, la creación de la Serenata a Cafayate fue uno de los más renombrados.

Reseña

Arnaldo Etchart se hizo cargo de la bodega familiar cuando tenía 16 años y con su espíritu visionario supo imponer el apellido como marca registrada, llevando el prestigio de sus vinos a un nivel internacional.

La proyección lo llevó a participar en el mundo gremial empresario y fue el creador de la Unión Industrial de Salta, ha sido también vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y dentro de ella creó el Movimiento Industrial Nacional.

La política no le fue ajena y en los ´90 se candidateó a gobernador de Salta por una rama del peronismo.

Arnaldo Etchart fue un gran mecenas, amigo de poetas y pintores. Junto a César Perdiguero ideó y creó la Serenata Cafayate que llegó a convertirse en uno de los festivales más importantes del país. En la década del 60, ambos, junto a un grupo de jóvenes recorrían, las noches de luna llena, ventanales de las “niñas” de Cafayate y a la voz de “permiso, serenata”, regalaban canciones.

La tradición fue perdurando en el tiempo hasta que en 1974, Etchart, apoyado por sus amigos, organizó una fiesta para su pueblo, una gran serenata para el trabajador vallisto, que conservara el espíritu de aquella romántica tradición y se la bautizó Serenata a Cafayate.