Ocurrió en el Barrio de Villa Las Rosas en Salta. Vecinos que escucharon los gritos de ayuda acudieron en su ayuda hasta la llegada de la policía. Hay tres personas detenidas.
Este sábado a la mañana a las 08:30 la tranquilidad del barrio se vio sorprendida cuando escucharon los gritos desesperados de una mujer que pedía ayuda. Un vecino colindante a la vivienda ubicada en calle los Gladiolos primera cuadra, miró por la medianera, y un sujeto tenía tirada en el piso boca abajo y asfixiando a Hilda Carrizo.
El joven y su hermano no dudaron en saltar y enfrentarse con el delincuente quien cayó al piso luego de recibir un golpe de puño. La policía llegó de inmediato, y salieron en persecución de un segundo sujeto que corrió hasta la esquina de Avenida Hipólito Irigoyen y Pedro Pardo intentado arrojarse al canal pero fue detenido por los uniformados,según informó FM89.9
Uno de los hermanos del primer joven que acudió en ayuda de la mujer, notó que afuera había un automóvil WV Gol color gris estacionado y que no era de la cuadra, al acercarse observó a un tercer sujeto tirado en el asiento trasero quien se supone hacía de “campana”, inmediatamente lo detuvieron.
Los delincuentes la esperaron dentro de la vivienda
La victima contó que al abrir la puerta del domicilio vio todo revuelto y notó que faltaba una radio entre otros elementos y decidió llamar al 911, “Cuando intento salir a la vereda para esperar a la policía, uno de los delincuentes que estaba en el interior me sorprende de espalda y me arrastra al interior” afirmó.
Hilda Carrizo recibió golpes en el rostro, costillas, piernas y brazos. Los asaltantes tenían en su poder un manojo de llaves y pinzas, además le secuestraron dos billeteras y celulares.
El joven que tuvo la valentía de socorrer a la mujer contó que “la vecina gritaba casi sin aliento, al acercarme por la medianera uno de los chorros me dijo que la estaba ayudando porque se había caído, en ese momento la vecina me pidió ayuda”.
«Uno decía «hay que matarla, hay que matarla’. En ese momento se me vino a la mente la imagen de mis hijos que vienen al mediodía, y pensé que me iban a encontrar seguramente muerta». Dolor, temor y la certeza de la violación del espacio privado se mezclaban ayer en el llanto y el relato de Hilda Carrizo, la maestra de Cafayate jubilada, de 68 años que, a primera hora de la mañana, sufrió un violento asalto en su casa de Villa Las Rosas.
Un hombre de 49 años con residencia en Villa María Ester, otro de 29 que vive en Atocha y un tercero de 34 años -con domicilio en el barrio 23 de Agosto- fueron detenidos por este episodio,según publicó ElTribuno.
Los tres se movilizaban en un automóvil que también fue secuestrado, ya que estaba estacionado al frente de la casa de la víctima.
Según la Policía, ninguno de los detenidos tiene antecedentes penales.
El ataque
El violento y extraño robo comenzó alrededor de las 08:30, cuando Hilda regresó de la casa de uno de sus hijos, donde había pasado la noche.
«Entré a la casa de mi madre -ella falleció- para sacar los perritos, y luego me fui al fondo donde tengo mi departamento. Cuando entré a mi casita, vi que faltaba una radio que usaba todos los días. En ese mismo momento, sin entrar al departamento, llamé a la policía y pedí que por favor me mandara una patrulla porque había notado la falta de algo en la casa», relató la señora que, aún sobresaltada por lo vivido, permaneció sentada varias horas frente a la vereda, mientras los policías levantaban pruebas.
Para abrir la puerta a los policías, Hilda regresó desde el fondo donde está su departamento hacia el ingreso del inmueble. Caminó por un pasillo donde estaba estacionada una moto de un sobrino suyo.
«No llegué al portón y detrás de la moto salió un sujeto que inmediatamente me tapó la boca y me comenzó a apretar. Había otro también. Uno me pegaba en el estómago, mientras el otro me apretaba a fin de asfixiarme. Yo luchaba y les decía «por favor hijo, cómo van a hacer una cosa así, por la madre de ustedes no lo hagan'». Al recordar, a Hilda se le cerró la garganta.
«Uno decía «hay que matarla, hay que matarla’. En ese momento se me vino a la mente la imagen de mis hijos que vienen al mediodía; ellos seguramente me iban a encontrar muerta», añadió.
Los dos asaltantes la tiraron al piso. Uno de ellos se subió sobre ella «y me decía «tranquila, tranquila’, mientras me arrastraba por el pasillo hacia mi departamento; pensé que ese era mi final», añadió.
En un momento, contó la maestra jubilada, pudo tomar aire y gritó pidiendo ayuda.
Los vecinos la escucharon y dos muchachos saltaron la tapia. Entonces comenzaron a pelear con un asaltante mientras el otro intentaba huir.
En ese instante llegó la Policía y en un rápido accionar doblegaron a ambos hombres.
En la calle, los efectivos también detuvieron a un tercer cómplice que estaba en un auto en el que, estiman, los tres habrían planeado escaparse.