Tenía 89 años. Fue el símbolo del histórico conjunto salteño, en el que estuvo cinco décadas.
Ícono del folclore argentino, creador, emblema y voz de ese mítico conjunto que fue Los Chalchaleros, Juan Carlos Saravia murió este viernes a la noche. Será velado desde las 8 del sábado hasta las 13.30 en Avenida Congreso 1757, en la Ciudad de Buenos Aires. A las 14.30, el cortejo fúnebre partirá hacia el Jardín de Paz.
“Se nos fue un grande. Juan Carlos Saravia, tu voz y tu música quedarán grabadas para siempre en nuestros corazones”, fue el primer mensaje difundido por el propio gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, al comunicar la triste noticia.
Saravia tenía 89 años (nació en Salta, el 14 de mayo de 1930) y permaneció al frente de Los Chalchaleros por más de medio siglo, hasta que culminó la extensa y exitosa gira de despedida en 2002. Murió en Buenos Aires, donde estaba radicado desde hacía varias décadas, aunque regresaba frecuentemente a su provincia natal.
Los Chalchaleros dejaron huella en la historia de la música popular argentina. Todo empezó en la primavera de 1947 cuando dos dúos se presentaron en Salta en un mismo recinto, uno conformado por Víctor José Zambrano («Cocho») y Carlos Franco Sosa («Pelusa»); el otro lo integraban Aldo Saravia («El Chivo») y su primo Juan Carlos Saravia («El Gordo»). Tras la actuación, decidieron juntarse y formar un cuarteto.
Después de meses de ensayos, el debut se produjo el 16 de junio de 1948, en el Teatro Alberdi, de Salta. El primer tema cantado en público fue «Zamba del grillo», uno de los temas que serían emblemáticos.
Carismático, Juan Carlos Saravia lideró el conjunto que allí comenzó a recorrer una senda de éxitos y giras que llevaron el folclore argentino por todo el mundo. Y también impusieron un formato musical -de tres guitarras y un bombo- que los identificaría, al igual que a otros grandes conjuntos del folclore norteño. Los Chalchaleros comenzaron a hacerse populares en su provincia natal con su primer gran éxito, «Lloraré». Pronto también incorporarían a su repertorio temas que se volverían clásicos como «El cocherito», «El arriero», «Zamba de Vargas» y «Yo vendo unos ojos negros».
La música folclórica argentina ya se venía imponiendo desde una década antes, a través de peñas y festivales (Los Hermanos Abrodos estuvieron entre los precursores, luego Los Hermanos Abalos), pero recién con Los Chalchaleros alcanzó una identidad y popularidad notables en todo el país.
La realización del Festival de Cosquín, la difusión en los medios (principalmente radio) y la expansión de la industria discográfica, por supuesto contribuyeron. Pero Los Chalchaleros era número infaltable en los principales festivales, así como la guía para otros notables conjuntos surgidos poco después, fundamentalmente Los Fronterizos.
Llegaron otras zambas inolvidables, como “La nochera” o “La zamba del chalchalero”. Más adelante, versiones exclusivas de “La López Pereyra”. Recorrieron las salas más importantes de Latinoamérica, pero también fueron ovacionados en Estados Unidos, Francia, Italia, España y Portugal.
En esas giras, Juan Carlos Saravia y sus compañeros pudieron conocer a personajes como Borges, Sábato, Favaloro, Serrat, Salvador Dalí (en Barcelona) y hasta el propio Walt Disney, cuando participaron en un festival en Los Angeles. Una de esas giras tuvo su propio disco, “Nuestro folclore en Hollywood”, de comienzos de los 60. También, en París, tuvieron que tocar entre un grupo folclórico estadounidense y otro ruso, en plena época de la Guerra Fría.
En distintas épocas, en Los Chalchaleros también estuvieron José Antonio “Chango” Saravia Toledo, Ricardo Dávalos, “Pelusa” Sosa, Eduardo “Polo” Román, Ernesto Cabeza (compositor de éxitos como «La Nochera») y Francisco “Pancho” Figueroa. Además, uno de los hijos de Juan Carlos Saravia, Facundo, se integró a la formación en 1983, permaneció hasta la despedida del grupo y luego siguió luego su carrera como solista.
Tampoco faltaron los momentos dramáticos. Un accidente automovilístico en Santa Cruz, en 1961, se llevó la vida de Aldo Saravia. Y en 1980 murió Cabeza, víctima de un cáncer de esófago: Juan Carlos Saravia, el único fundador que seguía en el grupo, decidió no reemplazarlo y durante tres años actuaron como trío.
La larga gira despedida se inició en el 2000, con una serie de conciertos en el Coliseo. A esa altura, el grupo ha había ampliado su repertorio hacia el chamamé o la utilización de dos bombos, como en la «Zamba del Regreso». Y el periplo concluyó casi tres años después, tras una recorrida por todo el país.
De la mano de Juan Carlos Saravia, el único del grupo original que se mantuvo siempre siempre en la formación, Los Chalchaleros había dejado una obra de más de cien producciones discográficas, que a partir de la disolución del conjunto consistió en recopilaciones y remasterizaciones. “Exitos…” en sus dos primeros volúmenes ya había surgido entre 1953 y 1956, luego llegaron obras como “El arriero va” y la celebración por “20 años de canto”. También para Ernesto Cabeza hubo un álbum con dedicatoria especial en 1983.
Saravia incursionó en películas vinculadas a su canto, desde “Cosquín, amor y folclore” (1965) hasta “Argentinísima” (1971) y “Mire qué lindo es mi país” (1981).
Y en los últimos tiempos continuaba su actividad sindical en la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI), institución que este viernes emitió un comunicado manifestando «gran dolor por la partida» de su «querido tesorero». En dicho texto, la entidad lo destaca como un «gran defensor del derecho de los artistas intérpretes musicales» y «dueño de una simpatía irrepetible». «Lo vamos a extrañar», lamentan.
A la entrada de la capital salteña, en el Portezuelo, asoma un mural de la Escuela Provincia de Bellas Artes donde aparecen todos los integrantes de Los Chalchaleros. “Ahí parezco un galán”, bromeaba Juan Carlos Saravia. También contaba que volvía a Salta “al menos dos veces al año, sobre todo en verano», y que nunca faltaba «en septiembre para la fiesta patronal del Señor del Milagro”.
En la noche del viernes, apenas se supo la triste noticia, la multitud lo homenajeó de pie en el Festival de Jesús María.
Hubo un minuto de silencio y luego, canciones dedicadas por los conjuntos participantes a este emblema del folclore.
Acerca la popularidad de Los Chalchaleros, Juan Carlos Saravia recordaba el apunte que le hizo Atahualpa Yupanqui cuando le dijo: «Paisano, el tema no es que cantan con una sílaba menos. El tema es que el que la está escuchando canta la última sílaba en el tono de él. La última sílaba la cantaba el pueblo. Por eso son todos Chalchaleros».