La cita fue a las 21:30. Cesar Perdiguero comentó “temprano nomás se encendieron las estrellas del coplerío, y entre mostrador y mesas, andaban los hermanos Celestino, Juan y Daría Balderrama, redoblando esfuerzos para atender al gentío; una virtud que les viene de sus padres, que alguna vez llegaron de Bolivia para ganarse el corazón de los salteños. Y allí, en esa esquina que ya entró en el territorio de la leyenda, se bautizó la zamba con el nombre de los dueños de casa, escrita por Manuel J. Castilla y musicalizada por el Dr. Gustavo Leguizamón”.
Ocuparon la cabecera de la mesa los autores de la zamba; los dueños de casa; Miguel Angel Pérez; José Ríos; Roberto García Pinto; Patricio Giménez y Chacho Echenique.
También estaban presente Los Nombradores (Ibarra, Nieva, Toro, Torres y Bordones) que esa noche cantaron tres veces la zamba del bautizo. También pulsó la guitarra, don Julio Espinoza que cantó su ‘Sombra’. El Cuchi entonó unas coplas y el Barba Castilla cantó la Lopez Pereyra.
Hacia mediados del siglo pasado, el matrimonio boliviano conformado por don Antonio Balderrama y doña Remigia Zurita, tenían una fonda o picantería. Sus habituales comensales eran mayoritariamente abastecedores, puesteros y changarines del Mercado San Miguel. Según los memoriosos, allí los Balderrama expendían exquisitos platos regionales, tanto de Salta como de Bolivia. Ese primitivo comedero, estaba ubicado en las adyacencias del Mercado San Miguel, sobre calle Ituzaingó casi esquina San Martín.
Pero en 1954, los hijos del matrimonio, Daría, Celestino y Juan, decidieron abrirse de sus padres y fundar el hoy famoso “Boliche Balderrama”, al frente del entonces Sindicato de Cocheros, en San Martín e Islas Malvinas. La casona de los Balderrama era una tradicional casaesquina salteña, erigida a principios del siglo XX.
Fue, como bien se dijo, la “musa inspiradora” de la zamba que alcanzó la fama al filo de los años 60 y 70, luego de ser interpretada magistralmente por Mercedes Sosa.
En sus inicios, “el comedero” de los Balderrama fue lo que los salteños llamaban “bodegón”. Piso de baldosa cocida, techo de tejuela y zinc, ladrillo exterior sin revocar y parapeto.
En la imagen que ilustra esta nota se ve a Celestino, Daría y Juan Balderrama, junto a Gustavo “Cuchi” Leguizamón y Manuel J. Castilla, autores de «La zamba de Balderrama», en la noche de su presentación.
Fuente: Evocaciones Norteñas de Juan Oscar Wayar