A toda acción, siempre corresponde una reacción. Y las cuestiones ambientales no son la excepción.
Hace mucho que los conocedores y expertos en esta temática vienen advirtiendo sobre las ingentes consecuencias de NO CUIDAR el planeta, por actuar como dueños, y no como parte del todo. Hoy, penosamente, nos toca ver y padecer, y sobre todo, preocuparnos, por la reacción del ambiente…y aunque parezca tarde, no lo es tanto. Estamos a tiempo de remediar en parte la situación que supimos conseguir.
Como se ha dicho, a toda acción corresponde una reacción. La contaminación ambiental es el resultado de introducir sustancias y elementos nocivos en un medio natural, afectando su normalidad y generando impactos negativos que provocan el desequilibrio en su funcionamiento. A continuación, recordamos las causas y consecuencias de la contaminación que propinamos día tras día a nuestra Pachamama:
Causas:
- La actividad humana, debida al desarrollo tecnológico y a los avances para mejorar la calidad de vida en cuestiones de comodidad, que deriva en la cantidad de desechos contaminantes que afectan aire, suelo y agua.
- La deforestación o tala indiscriminada de árboles, debida a la necesidad de espacios para la actividad agrícola o al crecimiento urbanístico.
- El uso de productos químicos en el ámbito agropecuario, como consecuencia de la necesidad de producir mayor cantidad de alimentos en función del crecimiento demográfico.
- La producción de desechos industriales y domésticos, expulsados al aire, al agua y al suelo.
- Los combustibles fósiles, en todo su proceso.
- La producción y acumulación de basura, y la falta de aplicación de procesos de reciclaje eficientes y eficaces, con la urgencia de separar en origen.
- El crecimiento demográfico, sin control ni conciencia, lo que deriva en la necesidad de extraer más recursos naturales, intensificar la actividad agropecuaria, ampliar los espacios urbanos y los centros industriales, además de las vías de comunicación.
- El desarrollo industrial, que ha llevado a los países industrializados a ser prósperos económicamente, y que ha traído aparejado muchos daños ambientales, al aumentar la explotación de los recursos naturales, desde los árboles hasta la actividad minera y el agua dulce, con la consecuente contaminación y deterioro en la calidad de vida de los grupos humanos más vulnerables.
- La falta de planificación urbanística, que provoca problemas como la construcción de viviendas en zonas no aptas o de riesgo, con falta de servicios básicos, acumulación de basura, aguas residuales, que derivan más tarde o más temprano, en problemas de salud.
- La radiación, debido al adelgazamiento de la capa de ozono, y también al uso de equipos electrónicos (celulares, computadoras, tablets, entre otros), que provoca radiación electromagnética.
Y …¿las consecuencias? ¿Cuáles son?
Lo primero que hay que mencionar, es que afectan la calidad de vida de todo ser vivo, y esto implica:
- La contaminación del aire, a través de las emisiones de gases, de la quema de combustibles fósiles, de los incendios provocados intencionalmente o por causa-efecto. En resumen, no sabemos lo que respiramos, independientemente de la percepción de los olores.
- La contaminación del agua, que afecta todo curso de agua (mares, ríos, lagos, glaciares) que contiene elementos que la hacen insalubre y no apta ni recomendable para su consumo. No hay que olvidar que los mares contienen algas, que producen más oxígeno que los árboles!
- La contaminación del suelo, debida a los residuos industriales, la basura urbana, el uso de pesticidas, la actividad minera.
Ante este panorama poco alentador, queda una única opción de conducta y cuidado del ambiente, y es ABANDONAR LA CULTURA DEL “use y tire”. Los seres humanos ya no podemos permitirnos el lujo de continuar con esa actitud, porque la cuestión ya es de supervivencia. Hay que evitar llegar a la SUPERVIVENCIA DEL MÁS APTO, que entre nosotros sería “el que tiene mejores y mayores recursos”, y eso sí, DEPENDE DE NOSOTROS.
Por Mirian Lamas Rivero