Hay un componente de la basura que generamos, a la que generalmente no prestamos la atención suficiente, pero ahí está, presente. Sobre todo en la basura que los humanos solemos “sembrar” por las calles y caminos que nos ven pasar, y particularmente en los lugares elegidos para consumir su contenido. Hablo de los envases del tipo “Tetrabrick”.
Este tipo de envases está compuesto de 2 capas de plástico, 1 capa de aluminio, 1 capa de cartón de celulosa virgen, y 2 capas de polietileno, con un cierre hermético del mismo envase, o de una tapa plástica a rosca, y es producido por la empresa sueca Tetra Pak. Tiene forma prismática y es el producto “estrella” de la empresa ya citada. La popularidad del nombre del envase hace que se lo identifique fácilmente, y hay cartones asépticos que se utilizan para envasar leche, y que no necesitan refrigeración.
¿De dónde han salido estos envases?
El envase Tetrabrik fue introducido al mercado en 1963, después de un largo proceso de estudio y desarrollo, basado en un envase anterior llamado “Tetra Classic”, que tenía forma de cubo y se había inventado para envasar la leche en condiciones asépticas a finales de la década de 1950. Su creador, Ruben Rausing y el equipo directivo de la empresa se dieron cuenta de que el envase debía ser más práctico y ergonómico, y diseñaron la forma rectangular y hexaédrica para seguir compitiendo en el mercado. Luego de un tiempo de inversión económica y desarrollo, en 1963 se instala la 1ª máquina de envasado Tetra Brik, en Motala (Suecia), y fue un verdadero éxito. Lo sigue siendo, actualmente.
Hay estimaciones que afirman que se producen unos 190 billones de Tetrabrick por año, en el mundo. Y este dato plantea el desafío de reciclar estos envases, al menos para subsanar momentáneamente el problema de este tipo de basura, que además no tiene un método de reciclaje que sea efectivo ni eficaz.
Sin embargo, y como la creatividad humana no descansa, una opción es la fabricación de tejas a partir de este tipo de envases, ya usados. Este proceso de fabricación incluye una serie de pasos, tales como:
- Se funden el aluminio y el plástico, dejándolos secar.
- Se cubre el material con una película de plástico y se prensa en caliente. Así, el polietileno se derrite y se adhiere al aluminio, formando una placa resistente.
- Aún caliente, se coloca en el molde con forma de teja.
Ahora bien, qué características tiene este tipo de tejas?
- Estimulan el reciclaje de un material que va directamente a la basura.
- Proponen una 2ª vida a una materia prima de difícil reciclaje.
- Son ideales para construir los techos de casas, galpones, cuartos para el resguardo de herramientas, etc.
- Son más resistentes que las tejas convencionales.
- Pueden caer al suelo sin partirse.
¿Qué ventajas ofrecen? Aquí se enumeran algunas:
- Alta resistencia.
- Necesitan menores cuidados durante su transporte.
- El granizo no las daña.
- Ofrecen un aislamiento térmico de hasta un 60% menos calor que las tejas de fibrocemento.
- Son un 50% más livianas que las tejas de fibrocemento.
- Son limpias e inodoras.
- Son impermeables.
- Resisten los productos químicos y el fuego.
- Son fáciles de instalar y se pueden pintar con pintura acrílica
Existen también tejas con manta térmica, revestidas de aluminio; éstas son más resistentes, reducen en un 85% la temperatura del ambiente y tienen acabado metálico. Hay también tejas que se fabrican con tubos de pastas dentífricas, que tienen un proceso similar al te los envases Tetrabrik.
Aunque la alternativa de reciclaje de estos envases es real, el proceso es largo, costoso, y poco rentable, aunque con la fabricación de tejas se abre una alternativa interesante.
Así que cada vez que abra uno de estos envases, y consuma su contenido, recuerde que no debe tirarlo a la basura con restos de ese mismo contenido. Separar este tipo de envases, junto con los residuos secos (plásticos, botellas descartables, cartones, vidrios) es el gran aporte que todos podemos hacer a este tan castigado planeta que habitamos y no cuidamos. No arrojar estos envases en cualquier lado, es el desafío, y DE NOSOTROS DEPENDE.
Por Mirian Lamas Rivero