De vez en cuando circulan en los medios de comunicación (radio, tv, internet), noticias del continente blanco, y por lo general se refiere a las disputas internacionales en cuestión de límites, aunque se conocen cada vez con mayor frecuencia, novedades en torno a la fragmentación de los hielos, y a sus consecuencias más cercanas en el tiempo.
Se trata de un fenómeno a tener en cuenta, ya que está marcando un hito en la dinámica ambiental, que puede cambiar la vida en el planeta que habitamos y que hemos ido degradando sin prisa y sin pausa.
El deshielo reconoce como su causa principal al cambio climático, producido por la enorme industrialización del planeta en los últimos 200 años. Es bueno preguntarse si ya no hay remedio, o si queda algo por hacer.
Causas del deshielo:
- El ser humano y su comportamiento.
- La falta de conciencia sobre el uso de los recursos naturales.
- La producción incesante de dióxido de carbono.
- La combustión de la hulla (carbón natural)
- La deforestación indiscriminada.
Consecuencias principales:
- Desequilibrio en las temperaturas.
- Desdibujamiento de los límites de las estaciones del año (otoño, invierno, primavera, verano).
- Derretimiento paulatino de las placas polares y de los glaciares.
- Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias del derretimiento de los casquetes polares?
- El aumento de nivel de los océanos y el consiguiente “sumergimiento” de las áreas costeras.
- La distorsión en el clima, a través de la variabilidad del tiempo. Esto se aprecia fundamentalmente en el cambio en las estructuras de los ciclones y anticiclones, lo que afecta directamente las condiciones meteorológicas.
- El desequilibrio de la cadena alimentaria, debido al cambio en el hábitat de muchas especies, que a su vez redunda en cambios en su ciclo natural.
Es en el Polo Norte donde es más apreciable el deshielo, y esto enciende luces de alarmas realmente importantes: el Polo Norte NO ES un continente, es decir, no hay tierra firme debajo del hielo. Significa que la reducción en su hielo se produce en superficie y en volumen, y la edad promedio de la placa polar está en su mínimo histórico: se prevé que quedarán muy pocas zonas de hielo en 5 años, nada más. El análisis de situación expresa que el 95% del hielo más antiguo y de mayor espesor del Ártico, ya desapareció. En Groenlandia la capa de hielo está desapareciendo cada vez más rápido, también.
En la Antártida, el panorama no es mejor. Entre el año 2000 y 2025, la superficie gélida del Polo Sur se ha reducido en unos 1500 km2, y el casquete pierde cada año alrededor de 5 metros de espesor desde la base de la capa del hielo, cerca del lecho marino, y este proceso se ha acelerado en los últimos 50 años. La última noticia conocida, es el desprendimiento de una pieza gigantesca de su hielo, del tamaño de la superficie de nuestro país, esto es, unos 2,5 millones de km2., y esto equivale a decir que duplica la superficie de Colombia, triplica la de Venezuela, cuadruplica la de Ucrania, quintuplica la de Suecia y el continente blanco presenta su nivel más bajo de los últimos 50 años, cuando se comenzó a monitorear la capa de hielo.
El panorama no es alentador. Si la conducta humana no se modifica (tanto en producción como en consumo), las consecuencias se verán reflejadas en el tiempo climático: más variabilidad, más inestabilidad, más calor, más modificaciones para mal. Y aunque todo parezca perdido, estamos a tiempo de revertir en algo la situación: adoptar un estilo de vida minimalista, no exagerar con la comodidad, producir el mínimo de basura (sobre todo, la no biodegradable), son opciones de acción que es urgente adoptar.
DE NOSOTROS DEPENDE.
Por Mirian G. LAMAS RIVERO