Este jueves se celebra el día del director de escuela, un actor clave del sistema educativo. En efecto, donde hay un buen director hay una buena escuela.
Ellos son quienes pueden liderar un proyecto institucional, lograr un buen clima de trabajo, coordinar el equipo docente o apoyar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Se trata de un rol tan importante como complejo, que debe atender desde las cuestiones administrativas y de infraestructura, hasta las problemáticas de las familias, la dimensión organizativa y, principalmente, los aprendizajes de los alumnos.
Y, sin embargo, en la Argentina la formación específica ofrecida desde el Estado para los directores de escuela era muy escasa. Por eso, desde 2017 el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, en conjunto con las 24 jurisdicciones, viene desarrollando una política de formación de directores de escuela de los distintos niveles educativos obligatorios.
Se comenzó por acordar federalmente cuáles son las capacidades a desarrollar en los directores clasificadas en 4 ejes (acompañamiento de la enseñanza y el aprendizaje, desarrollo profesional docente, organización escolar y relación con la comunidad) y diferenciando 4 tramos progresivos (aspirante, profesional, avanzado y experto). A su vez, desde 2017 se constituyó una red de 220 formadores en gestión educativa, quienes están recibiendo una formación de un año para asumir la formación de los directores y acompañarlos en su ejercicio profesional.
En 2018 se inició la formación de 7.000 directores de los niveles inicial, primario y secundario de 21 provincias, y en 2018 se sumarán más directores. Se trata de una formación de un año, eminentemente presencial, que procura aportar herramientas concretas para mejorar la gestión institucional. Se trabajan cuestiones como la definición de prioridades a partir delanálisis y seguimiento de indicadores, la observación y retroalimentación de clases, la evaluación como parte de la enseñanza, la formación del equipo docente, la resolución de conflictos y la colaboración con la comunidad para ampliar las experiencias de aprendizaje de los alumnos.
Esta política tiene como propósito institucionalizar la formación de los directores a nivel nacional. Busca fortalecer las capacidades de los directores para enfrentar con éxito los desafíos que plantea la escuela en la actualidad, con el objetivo de lograr una educación que permita a todos los estudiantes desarrollar los saberes fundamentales para insertarse plenamente en la sociedad y transformarla. El camino recorrido revela una enorme avidez de los directores por enriquecer su formación y un gran compromiso con su rol. Por esto, y por la noble e importante tarea que desempeñan cotidianamente: ¡feliz día directores!