Ya en el mismo arranque del debate, Sergio Massa mostró todo lo que se había preparado. Hizo un manejo exacto de los tiempos para sus exposiciones y exhibió una estrategía con sus continuas interrupciones, chicanas y preguntas a su rival Javier Milei.
Más: ya en el primer bloque, dedicado a la cuestión económica, los intentos del candidato de Unión por la Patria de sacar de eje al libertario hicieron que cuando a Milei le quedaban apenas 42 segundos de los 6 que tenía asignados para su exposición, a Massa aún le quedaban 4,28 minutos.
Fue evidente que la estrategia del ministro-candidato apuntó todo el tiempo a provocar al libertario, posiblemente a directamente a hacerlo estallar.
En un momento, incluso, puso en duda su “equilibrio mental” y su “contacto con la realidad”. Pero si esa fue una de las apuestas de Massa para ganar el debate, francamente fracasó. Milei nunca entró en ese juego: se mostró bastante simpático, rápido y por momentos, incluso, burlón.
Pero le faltaron reflejos para nockear a Massa cuando pudo ponerlo fácilmente contra las cuerdas, como por ejemplo con el manejo de la economía.
Al candidato de Unión por la Patria sí le fue bien en su estrategia de imponerle al libertario los ejes del debate. Si en la previa se suponía que Massa se la iba a ver en figurillas para explicar la disparada inflacionaria y del dólar, la falta de reservas del Banco Central, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Pero extrañamente su gestión como ministro de Economía prácticamente estuvo ausente del debate. Posiblemente debido a que Massa tuvo la agilidad -o la preparación- para llevarlo a los terrenos que le convenían a él.
Así, Milei consumió gran parte de los minutos que tenía asignados en contestar los ataques y preguntas de Massa en vez de concentrarse en fustigar a su rival o hablar de sus propuestas.
En todo el primer tramo del debate, el peronista fue muy agresivo llevando continuamente a que Milei a defenderse -“En primer lugar no te agredí, no mientas”, dijo en un momento-, aclarar o justificar diferentes declaraciones que hizo durante la campaña. Ese juego a Massa le salió redondo.
«Por sí o por no»
Con la muletilla “Por sí o por no”, el ministro desafió continuamente al libertario. Milei, quizá demasiado preocupado por un derrape inesperado, quedó encorsetado.
El ministro también mostró un mejor manejo de la escena, quizá también debido a un mejor asesoramiento. Mientras Milei expuso durante gran parte del debate mirando a Massa -en parte porque le estaba contestando-, el candidato de UxP habló casi siempre mirando a cámara.
En otras palabras: uno se dirigía a su rival; el otro a los millones de votantes que siguieron el debate.