Las autoridades de la escuela a la que asistía la adolescente fueron quienes le informaron a su madre respecto de los hechos de abuso.
El fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual (UDIS), Rodrigo González Miralpeix, requirió juicio ante el Juzgado de Garantías de Cafayate para un hombre de 32 años, acusado de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia (un hecho) y abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y circunstancias de realización agravado por la guarda y la convivencia, todo en concurso real.
Fue la madre de la menor víctima de abuso, de 13 años de edad, quien radicó denuncia en contra de su expareja, con quien tiene tres hijos en común.
La mujer manifestó que las autoridades de la escuela a la que concurría su hija le informaron que había sido abusada por el padrastro. Luego, al hablar con la menor, esta le contó que el sujeto la había sometido a tocamientos en sus partes íntimas y que la había accedido carnalmente una vez, pero que no le había dicho nada porque tenía miedo.
La Asesoría de Incapaces con sede en Cafayate envió el informe de la escuela a la que asiste la menor, así como los informes psicológico y social del equipo interdisciplinario de la damnificada.
La menor declaró en Circuito Cerrado de Televisión (CCTV) que los abusos se producían cuando su mamá se ausentaba para ir a trabajar. Según obra en el informe de declaración realizado por la psicóloga del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), el clima emocional durante el proceso por parte de la víctima era de tensión y llanto contenido. Concluye que “se advierte un elevado monto de angustia y ansiedad frente a su propio cuerpo y que surge la existencia de indicadores que remiten a vivencias en el área de la sexualidad que se inscribieron como traumáticas”.
Incluso la adolescente le había relatado a una maestra que muchas veces iba a la plaza con sus hermanitos y que no quería regresar a su casa cuando ya no estaba su mamá, porque podía ser abusada de nuevo por su padrastro.
En la fundamentación de su requerimiento, el fiscal Rodríguez Miralpeix sostiene que con su accionar, el padrastro de la niña, atentó contra la libertad e integridad sexual de la menor damnificada, de manera que la entidad de tales hechos configura un abuso gravemente ultrajante por su reiteración y duración en el tiempo.