Nos les importa que sea una prueba dominada en su gran mayoría por los hombres. Ni que las miren de reojo cuando se ponen al volante. Tampoco parecen asustarles las adversidades que pueden encontrarse por los exigentes caminos. Son 13 mujeres que se animaron y se inscribieron en el Rally Dakar Argentina-Chile 2011.
En motos, cuatriciclos, autos y hasta en camiones, ellas demuestran que pueden estar a la altura de la competencia. Y también que la edad no importa, ya sea que se trate de una veinteañera como la española Eulalia Sanz Pla-Gilibert o de una sexagenaria como la estadounidense Sue Mead.
No hay sudamericanas en la lista de mujeres que este año se atrevieron al Dakar: son 12 europeas y una estadounidense que dijeron presente en todas las categorías (6 en motos, 5 en autos, una en cuatriciclos y una en camiones). Para algunas es la primera vez, pero otras ya tienen bastante experiencia en el rally más exigente del mundo.
La española Eulalia Sanz Pla-Gilibert es la más joven de la avanzada femenina: a los 25 años, le llegó la hora del debut en esta competencia. “Mi madre me ha dicho que no corra mucho”, confesaba Laia -como todos le dicen- antes de la prueba. La joven motociclista catalana, diez veces campeona del mundo de trial, tiene un solo objetivo: llegar a destino. “Si se demuestra que en el Dakar las chicas también podemos correr y ser competitivas esperemos que en un futuro cada vez corran más mujeres”, se ilusiona Sanz, que maneja una Honda CRF 450X.
Pero la española no es la única mujer a bordo de una moto: tamibién están la sueca Annie Seel (KTM), la holandesa María Gesina Pol (Honda), la italiana Silvia Giannetti (KTM), la alemana Christina Meier (Sherco) y la británica Jennifer Morgan (Yamaha). Seel, que debutó en el Dakar en el 2002 y es conocida como la “Princesa del Rally”, predominó entre las damas en la pasada edición de la prueba y terminó en un muy digno 45º puesto entre 362 competidores que largaron.
En autos, las damas también dicen presente en buen número: son cinco, aunque algunas de ellas no están al volante sino que tienen el rol de copilotos. Este es el caso de la francesa Christine Favre, que acompaña a su marido Frédéric a bordo de su Toyota; de la italiana Eleonora Dal Prá, que escolta a su compatriota Elio Moro en uno de los vehículos del equipo Pandakar 4×4 Fiat; y de la belga Katrien Boussier, que será la guía del holandés Peter Merceij en su Desert Warrior.
Quienes sí se sentarán en la butaca principal (con copilotos hombres) serán la francesa Isabelle Patissier (Buggy Sadev Nissan) y la estadounidense Sue Mead (SVT Raptor Ford). Como para demostrar que los tiempos han cambiado, al lado de Isabelle -que por otro lado es bicampeona mundial de escalada- estará su marido, Thierry Delli Zotti, de vasta experiencia en el Dakar. Se conocieron en la edición 2004 y ahora corren juntos.
También es curioso el caso de Mead, de 60 años, periodista y la mayor entre las mujeres del rally. Su única experiencia anterior en el Dakar había sido en 2000 como copiloto de Darren Skilton. Once años después, vuelve a la competencia con Darren, pero esta vez él está del otro lado de la cabina. “Fue un sueño correr como copiloto y ahora es un sueño hacerlo como piloto”, dice ella.
El escenario es diferente en cuatriciclos, donde hay una sola representante femenina: la italiana Camelia Liparoti, que a sus 42 años puede jactarse de ser la segunda mujer que terminó un Dakar en esta categoría (lo hizo en la pasada edición de la prueba). Lo llamativo es que esta oriunda de Livorno descubrió el cuatriciclo después de cubrir la competencia en tres ocasiones como fotógrafa. “Realmente tengo mucha confianza. Mi objetivo es ver la llegada y, si fuese posible, estar en el Top 10”, decía Camelia antes de largar.
La camionera. Pero el impacto de las mujeres en este Dakar no termina allí, pues la alemana Andrea Meyer comanda un camión Man TGA 13 y tiene dos hombres a su servicio: Thomas Baumann como copiloto y Philipp Beier como mecánico. Andrea tiene vasta experiencia en esta prueba (participó en forma ininterrumpida entre 1999 y 2004), pero nunca había participado en la categoría más robusta. La germana, dueña de “los ojos más lindos del Dakar”, es conocida también por ser la novia del francés Stephane Peterhansel, gran animador en autos. Su tarea es, precisamente, la de asistir al equipo BMW de su pareja. “No tengo experiencia alguna en camiones, pero estoy muy contenta. Extrañaba el Dakar”, dice Andrea. Ya no. Ya está de vuelta cerca de sus dos amores.
Fuente: perfil.com